FUENTES DE ESTRÉS



Cada día son miles los estímulos que bombardean a nuestro cerebro a través de los sentidos. Los impactos de miles de luces que provienen de diferentes fuentes de nuestro entorno, señales acústicas elevadas como el claxon del vehículo que tenemos detrás de nosotros, alimentos altos en azúcares, cafeínas, etc…
Podría parecer que teniéndolos en cuenta de forma aislada, todos ellos serían inocuos para nosotros, pero lo cierto que su efecto es sumatorio, y un buen día, sin saber porqué, estallamos y tenemos nuestro propio“día de furia” y cuando esto sucede, casi siempre está cerca en ese momento quien menos se lo merece…                    

Cada día vamos a un ritmo más acelerado, como en cámara rápida, acumulando tensión y más tensión frente a las innumerables amenazas del entorno, algunas reales y muchas otras imaginadas, por el mismo hecho de tener una mente en aceleración constante y nunca centrada en una sola cosa, en la situación actual , en el aquí y ahora. Esta situación de tensión constante nos lleva de cabeza a un estado de ansiedad en el que sentimos que no llegamos a todo y que no podemos hacer más, porque todo escapa a nuestro control.

Además de las prisas, tener éxito, ser guapo, ganar mucho dinero, etc, son algunas de las exigencias sociales que nos acechan y creemos que debemos cumplir y nos generan todavía más estrés.

¿Deberíamos poner en práctica alguna estrategia para echar el freno? Tal vez deberíamos, si.

-Podemos hacer uso de la Meditación, para conseguir mantener la mente en calma, que no es lo mismo que tener la mente en blanco o bien la respiración profunda; programar en nuestro reloj una alarma para que cada hora nos avise, detenernos y hacer 10 respiraciones profundas antes de continuar, y no se te ocurra responder que no tienes tiempo para eso…

-Aprender a priorizar: diferenciar lo urgente de lo importante. Si para actuar siempre nos guiamos por el criterio de urgencia, sólo haremos las cosas importantes cuando pasen a ser urgentes y no se puede aprender a nadar en medio del naufragio... Si llenas todo tu tiempo con cosas urgentes, no te quedará tiempo para las cosas importantes.

-Relajarse: Hacer ejercicio físico nos ayuda a calmar el estrés. Aprender a gestionar el tiempo del que disponemos, para reservarnos un espacio para “poder perder el tiempo” y disfrutar de la propia vida, e ir despacio cuando no sea necesario ir deprisa.
Según dijo Gregorio Marañon “ser rápido es una virtud pero engendra un vicio: la prisa”.

Cierto es que para algunas cosas o situaciones, ir lento podría ser contraproducente; frente a un peligro real o un accidente debemos actuar con la prontitud que le corresponde. La situación ideal consistiría en que cada uno pudiera adaptar su ritmo al ritmo natural de las cosas, conseguir la velocidad adecuada y aprender que, de vez en cuando, es necesario e imprescindible descansar.

Es necesario descansar, puesto que

 “Un campo que ha reposado dará una cosecha más generosa”

Ovidio






Fuente post: Programa Bricolatge Emocional


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