Seguro que más de una vez habéis ido a comprar al supermercado sin hacer antes la lista de la compra. Si la respuesta es afirmativa, ¿cuál ha sido el resultado? Seguramente, al llegar a casa, te darás cuenta de que habrás comprado cosas que en realidad ya tenias o no te hacían falta y te habrás olvidado de otras que realmente si necesitabas. Y además de todo esto, seguro que has tardado mucho más en hacer la compra porque habrás repetido más de una vez algún pasillo o alguna sección.
Pues algo parecido nos suele ocurrir cuando vamos por la vida sin objetivos claros o bien definidos. Cuando nos dejamos llevar por la inercia del día a día, sin tener una visión de lo que realmente queremos, damos vueltas y más vueltas, repetimos errores, incorporamos cosas o personas a nuestras vidas que realmente no nos hacen ninguna falta (más bien al contrario, nos obstaculizan) y nos acabamos olvidando de aquello que realmente necesitamos. Y en el mejor de los casos, si así y todo acabamos consiguiendo aquello que nos habíamos propuesto, la inversión en tiempo y energía habrá sido mucho mayor, con su consecuente desgaste físico y emocional.
¿Cómo podemos entonces definir cuáles son nuestros objetivos? ¿Qué criterios debemos tener en cuenta? A continuación os muestro la propuesta de la mayoría de autores que han hablado sobre cuáles son las cualidades de un buen objetivo:
-específicos: cómo por ejemplo la lista del súper. No basta con proponernos comprar comida, debemos tener muy claro qué tipo de comida, de que marca, tamaño y precio. Formularnos las cinco preguntas: qué, porqué, cómo, cuándo y con quién.
-conscientes: para hacer un objetivo consciente nos ayudará ponerlo por escrito. La escritura, al ser una actividad diferida del pensamiento, nos ayuda a poder rectificar y pulir aquella visión que tenemos en nuestra mente y darle forma hasta obtener en el papel aquello que realmente buscamos.
-auto-motivador: la motivación es el combustible que nos empuja hacia el objetivo y hace que nos pongamos en marcha. Nos empuja a la acción. Para que un objetivo nos motive, es fundamental que sea propio, que no nos venga marcado por otros. Si somos nosotros quienes elegimos, mantendremos la responsabilidad de llevarlos a cabo. Cuando deseamos algo rendimos más que cuando nos lo imponen como una obligación.
-en positivo: no es lo mismo decir “no quiero perder” que “quiero ganar”. Está demostrado que aquello en lo que centramos nuestra atención, se expande. Vayamos hacia lo que queremos, en vez de huir de lo que no queremos.
Cuando tengamos claro qué es lo que deseamos y nos pongamos en marcha para conseguirlo, sin saber cómo, empezaran a pasar cosas que nos ayudaran a ver si vamos o no por el buen camino. La
Sincronicidad actuará de nuestra parte.
“El mundo le abre paso al hombre que sabe a dónde se dirige”. – Ralph Waldo Emerson
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