BYE BYE ZONA DE CONFORT...

En este artículo te voy a hablar sobre la famosa "Zona de confort..."
En el momento presente, muchas personas se estarán dando cuenta de que no se está tan bien en ella... Que ya no hay nada que les invite a volver a la "normalidad", y que de hecho re-construir su vida desde una nueva perspectiva, aunque a corto plazo pueda dar un poco de vértigo, a largo plazo devolverá a cada una/o la motivación y el estímulo para que cada día cuente, para que cada persona sea lo que quiere ser y esté dónde quiere estar. 


Así que... te lo explico con un cuento ...



“Hace muchos muchos años, en un monasterio chino vivía un aspirante a monje con muchos deseos de aprender. Un día, su maestro le dijo que iban a viajar. El aspirante muy ilusionado se preparó para ello. Estuvieron andando unos cuantos días y finalmente llegaron a un pueblo dónde vivía una familia muy pobre y muy humilde. Les pidieron alojamiento y comida y la humilde familia les acogió y compartieron con ellos lo que tenían. El aspirante a monje les preguntó que como subsistían. El cabeza de familia le dijo: “pues...tenemos una vaca”. El aspirante le miró con interrogación y el hombre le dijo” La vaca nos da todo lo que necesitamos, nos da leche, nos da queso que luego cambiamos por otra comida, y ya está”.

Por la noche, el monje le dijo al aspirante:” ahora, cuando estén dormidos, tira la vaca por el barranco”. El aspirante asombrado contestó” pero… ¿cómo voy a hacer eso? La vaca es lo único que tienen y es su sustento! “. El monje no dijo nada, se dió la vuelta y se fué.

El aspirante estuvo mucho tiempo pensando qué debía hacer, y como respetaba mucho a su maestro, fué a buscar a la vaca y la espantó para que se fuera. Luego le entró tanta culpabilidad que se fué y no volvió al monasterio. Pasó dias viajando y pensando en la pobre familia que se había quedado sin su sustento principal. Siguió viajando y pensando y decidió trabajar y ahorrar para algún día comprarles una vaca. Se sentía muy culpable.

Al cabo de unos años, después de trabajar duramente y reunir el dinero para comprar la vaca, el aspirante volvió al pueblo. Se acercó a donde estaba la humilde casa y vío un coqueto hotel, rodeado de un gran huerto, un lago y patos nadando en el. Se acercó al hombre que estaba sentado en la entrada y preguntó” Perdone, ¿aquí vivía una familia muy humilde hace unos años que tenían una vaca?” El hombre le miró y dijo,” Si si, somos nosotros”. El aspirante lo miró y dijo “pero…Como han prosperado tanto?”. El señor le dijo” Pues mire, un día, la vaca de la que vivíamos desapareció. Al principio nos preocupamos mucho, ¿de qué íbamos a vivir? y entonces tuvimos que pensar. 

Vimos que nuestra tierra era muy buena para plantar verduras, y pusimos un huerto que floreció y dió frutos en seguida. Con las verduras hicimos intercambio por otros alimentos, y el resto las vendimos. Con el dinero que ganamos compramos algo de ganado, y los vendíamos, y con ese dinero pudimos ampliar la casa y alquilar habitaciones…y ya ve! 

! Ahora tenemos el único hotel de la ciudad!



Todos tenemos una vaca y nos aferramos a ella, es decir, a nuestra famosa zona de confort, que aunque aparentemente nos da seguridad y nos parece un entorno fácil, también nos priva de explorar todas nuestras grandes capacidades y llegar a nuestro potencial Premium.

Tal vez no es necesario tirar a nuestra vaca por el barranco, pero si desapegarnos un poco de ella para ver que existen otros terrenos donde podemos desplegar nuestros talentos y dones personales (artísticos, de ayuda a los demás, etc…)

¿Has identificado cuál es tu vaca?
¿Te animas a explorar?




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